Que difícil es empezar a escribir esto. Es de las sensaciones más extrañas que he sentido...

[[ A quien corresponda: Para entender este sentimiento, debes relajar tu cuerpo, desconectarte de la realidad momentáneamente y portar unos auriculares de cualquier sabor para tele-transportarse a mi dimensión, el portal únicamente se abre con la siguiente musigrafía recomendada: Run de Snow Patrol / The Scientist de Coldplay / Everything de Lifehouse ]]

Unos días atrás, visité un puerto que ya no recordaba... Aquella resaca de ilusión que alguna vez tuve, había sido despojada del contenedor en donde se almacenan mis más anheladas memorias. Pero por un lapso limitado, volvió a mí y logré capturarla, como un cazador de libélulas que encierra sus alas iluminadas en un frasco sin color y ni contenido.

(¡Ok, Concéntrate! - {Suspiro lentamente} Mientras mis orificios nasales absorben el oxigeno que se encuentra en mi alrededor... Me cuesta trabajo. El aire no es liviano como de costumbre, pesa y pesa mucho)

Me encuentro en la carabela de mi propia perdición. Me cuesta trabajo ver que hay adelante pues la neblina es abundante y el entorno que me rodea se pinta de gris. Pero no un gris cualquiera. No, es un tono que debilita mi energía humana y hace que mi cuerpo y mi ser no sean una sola parte. Que mis pensamientos no fluyan. Es un arresto imprevisto de mi libre albedrío que despoja a mi más íntima esencia hasta el punto más lejano y recóndito, en donde la ocurrencia casual del deseo pierde validez -

El tiempo pega en mi existencia con más fuerza que una estampida desenfrenada, pero la sensación es tan tenue como el sonido de una gota de agua que cae en una superficie y rebota en forma ondulada y apagada hasta desvanecerse con el ambiente que aniquila su último eco.

[TIC, TAC, TIC, TAC...] (¿Por qué este aparato con delgadas agujas y números circulares somete mi voluntad y hace que la mínima unidad de medición sea algo simplemente... Mortal? - ¡Olvida las ideas absurdas ya! Debes continuar el recorrido...)

Me recuesto sobre la parte superior de la cabina principal, en donde todas las señales neurológicas circulan y colisionan repetidamente unas contra otras sin discriminar su origen... [CRASH, UIIU, FSSS / Las puedo escuchar con claridad pero si desvío la atención de mi autentico pensamiento perderé la batalla de la conciencia] Y de repente, solo así en un pequeño instante, logro avistar a través de una pequeña fisura de forma tan perfectamente imperfecta, esa superficie infinita que se encuentra arriba y que muchos conocemos con el nombre de "cielo". Es increíble, parece una enorme manta oscura con pequeñas partículas de diamante que se deshacen suavemente y permanecen suspendidas [Como pequeñas islas desconocidas que se incendian sin noción y no serán recordadas por nadie]...

Quedo impactado por la belleza inaudita, no tengo palabras que pinten un retrato acertado de mis pensamientos, pero todo, absolutamente todo en conjunto, permanece tan fijo y estático... Me da una sensación de tranquilidad por un segundo, pues nada se mueve... Como el corazón de una vida que jamás logro conocer este mundo. La brisa, el arrollo de las olas del mar -que descansa en armonía- y la coreografía de las palmeras orquestan un escenario perfecto. Es tanta la magnitud que sobrelleva mi existencia (Me siento tan pequeño e insignificante cómo alguien que permanece erguido en el punto más alto de una montaña en plena estación invernal [[ En donde el viento es tan fuerte que rompe la materia y la eleva con furia ]]) y sucumbe todo mi intento de personificación espiritual.

Solo quiero dejarme llevar, ser una pluma de cualquier especie, fina y delgada, sin dolor ni recuerdos. Quiero experimentar la euforia y hacerla tangible en la mística acción de "volar"... Volar tan alto, que el mismo entorno, con su instinto depredador, me consuma sin rencor alguno y no deje nada de mí. Y como un balde de liquido helado que una persona vierte sutilmente en la cabeza de otra para despertar su "Yo-consciente", aterriza una idea cautivadora (y al mismo tiempo perturbadora) de que quizás, tan solo quizás, haya recuperado la habilidad de trasladarme a los tiempos primitivos, en donde el estar enamorado y conectarse con otra persona a través de la contemplación simultanea de un mismo punto estelar (El infame "Cinturón de Orión") era el verbo de cada día, compartido con cada latir de un corazón que débilmente se entregó y que dejó un vacío extemporáneo, como aquél día en que el frasco del astuto cazador completó su propósito.

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Welcome to the world inside my head...